domingo, 24 de agosto de 2008

Otra cosa no, pero director....

Bueno pues va pasando el verano (mejor dicho, ya se acaba) y aparte de alguna aportacion espontanea de lolo y kastro el blog esta un poco "dejado". Con ganas ya de volver a empezar ensayos y reuniones, os dejo un video de nuestro director, en un momentazo de esos suyos en que pone caras raras y a la misma vez sentimiento, que si bien no sabemos de donde saca, diriamos que por lo menos es desde los pies. Con esa voz cristalina que le caracteriza, asi acontece el final de popurri en casa de jorge...



Como bien supondreis todos, esta es una de mis estratagemas para acabar con el regimen del feo y apoderarme del puesto que llevo buscando tanto tiempo. Jejejeje....

chechu

jueves, 21 de agosto de 2008

Cultura andaluza en la campiña de Torredonjimeno


"El carnaval asoma con sus ritmos y cachufletas en cuanto pasa san Valentín. Vuelta a preparar la fiesta, las máscaras, los trajes o disfraces, las botas de vino, las cancioncillas burlescas y las reuniones de los grupos de amigos, que en Torredonjimeno recibían tradicionalmente el nombre de estudiantinas, y también los de murgas, chirigotas o comparsas. A lo largo del año se iba anotando lo que parecía más interesante, sobre todo si era objeto de prohibición, y ahora era el momento de sacarlo a relucir, en las letras jocosas de las cancioncillas carnavalescas, que si fulanito por aquí, que si fulanita por allá, que dicen que tal, que dicen que cual. El domingo de Carnaval era el día de la explosión colorista, jocosa, divertida y de humano regocijo, con gentes por todas partes, del pueblo o llegadas de los cortijos, vestidos y disfrazados de forma variopinta, sin reglas ni normas, con el único objetivo de pasarlo bien y pasar desapercibidos hasta para los conocidos, no me conoces, no me conoces, y como no me conoces no sabes quien soy y la lata yo te la doy. Durante todo el dia cantaban y bailaban, se daban bromas y bebían abundantes tragos de la bota o de los barriles de los bodegones. Lamentablemente, contaban los ancianos que, dado que a principios del siglo XX la compra de armas estaba autorizada para todos, muchos llevaban habitualmente pistolas o revólveres en la faja, y en los altercados y borracheras carnavaleras había siempre algunos heridos e incluso muertos, lo que empañaba las fiestas de carnaval en muchas ocasiones.
Después de estar todo el dia de parranda, a las seis de la tarde tenían que estar todos en la plaza, y cuando empezaba el reloj a dar las campanadas de esa hora se quitaban las máscaras, bromeando entonces y presumiendo los que habían conseguido que no los reconocieran. La juerga se alargaba durante horas, ya sin máscaras. Era, como es lógico, una noche de jolgorio especial, pues muchos descubrían con asombro la identidad de los que le habían estado dando la murga todo el día sin que fueran capaces de identificarlos. El lunes y el martes los carnavales eran más sosegados, principalmente porque la gente tenía que ir a hacer sus tareas, en el pueblo o en el campo."
Fragmento extraído del libro
Cultura andaluza en la campiña de Torredonjimeno
de Manuel Campos Carpio.